Llegaste a mi vida en un momento en el que mi vida comenzaba a cambiar. Me disculpe contigo porque la primer cita que tuvimos yo estaba triste y distraída y me di cuenta que ni tú ni nuestras increibles citas merecían los restos de una Mich triste y lastimada por otra persona.

Varias veces me has salvado. Sabiendo que estaba mal, elegiste quedarte, acompañarme y cuidarme. Pero sabes ? Hay algo muy valioso de lo que me salvaste. Y es que llegaste a mi vida cuando yo la perdía lentamente.

Debes saber algo y es que a mi se me rompió la vida. Se me cayó a pedazos cuando se me rompió la idea que yo tenía de amor. Por un momento pensé que nadie iba a quererme de la forma en que yo merecía. Pensé que nadie iba a saber quererme. Fueron golpes que me hicieron sentir que solo iba a poder encontrar amores mediocres. Porque la persona que yo pensaba que más me había querido me había lastimado. Tú me demostraste que sí había alguien con un amor sincero para dar y que eras tú.

No es que hayas sido tú quien haya suturado la herida. Pero estuviste a mi lado a cada puntada de la aguja. Me has escuchado a lo largo de mi proceso y has sido compasivo conmigo.
En mi cuarto tengo colgada la medalla que me diste. Siempre que la veo o incluso cuando no la veo te recuerdo a ti diciéndome que ahora esa medalla necesitaba ayudarme a mi para pasar ese mal momento en el que me encontraba.

En mi corazón guardo todo el agradecimiento posible por cada uno de los días y momentos que has estado conmigo haciéndome más fuerte. Te agradezco por cada abrazo, beso, caricia y palabra que me has dicho. Agradezco por cada uno de los planes en los que me has incluido. Realmente siento que soy tu compañera y tu eres el mío y contigo he descubierto la belleza de tener un compañero en tiempos difíciles. Me acariciaste el alma cuando más lo necesitaba y eso jamás lo voy a olvidar.


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