2017
Estoy cansada mamá, ya no quiero soportar más cada vez que me ves dices que me peine bien porque me veo fachosa, que me visto fachosa y solo uso 5 prendas de mi closet. Ir de compras y tener que comprar lo que te gusta a ti porque lo que a mí me gusta te parece fachoso. Estoy cansada de que critiques a mis amistades, de que me digas que me junto con puro vago. De que me digas "tu papa hace el esfuerzo para pagarte una buena escuela como para que te juntes con puro naco."
Estoy cansada de evitar contarte lo que pienso o lo que escribo porque cuando lo hago me dices que no piense de esa manera. No olvido la primera vez que te empecé a contar sobre algo que te escribí. Recuerdo claramente mis palabras: "creo que prefiero sentirme triste a no sentir absolutamente nada y que nada pase en mi vida. Porque al menos de la tristeza salen cosas buenas y puedo escribir cosas sobre eso." Y tu contestaste: "¿qué te pasa? no pienses eso, estar triste es malo."
Desde ese día ya no te cuento lo que pienso. Y cuando me atrevo a hacerlo lo hago sin pensarlo demasiado porque sé que viene un mal comentario tuyo. Me hieres, y estoy cansada. Porque tú no sabes lo mucho que te amo. Y de verdad siento que tú no te das cuenta, y no has tomado en cuenta cada vez que te he acompañado en el coche porque sé que te da miedo manejar pero que conmigo te sientes más segura. Cada quimioterapia a la que te acompañe aun que significará faltar a clases. Cada cita al doctor, cada radio saliendo de mis exámenes a las 9 am. Cada cabello que me rape para solidarizarme.
Me hieres, y sé que no te das cuenta. Se perfectamente que no lo haces con intenciones de lastimarme. Sé que tu vida ha sido realmente dura, sé que las personas te han lastimado. Desde que fuiste la hermana menor de 5 hijos y te dejaban siempre al último, sé que las dos parejas que has tenido te han decepcionado y que ahora eres soltera y con un miedo enorme a iniciar una relación por miedo a que te hagan lo mismo. Lo se mama, sé que no tienes una buena relación con tu papa porque siempre que lo ves te critica que estas gorda o que te ves mal. Sé que eso te ha lastimado. Sé que por eso piensas que todos queremos lastimarte y pasar sobre ti y que por eso pones tus barreras. Pero no mama. ¡Yo no! ¡Yo no quiero lastimarte! ¡Yo no quiero retarte! ¡Yo no pretendo pasar sobre ti! ¡Sé que eres la autoridad y no pretendo olvidarme de eso! Sé que eres la persona que me trajo al mundo que te debe respeto por eso y por enseñarme la mayoría de las cosas que se hoy.
Quiero poder ser yo misma. Quiero poder hablar fuerte cuando quiera sin que te sientas ofendida. Sin que me digas "a mí no me hablas así ni de broma. Deja de lucirte." No me mal entiendas no quiero faltarte al respeto. Quiero poder decirte lo que pienso sobre la vida, sobre lo que escribo. Quiero poder ir al ginecólogo contigo sin que pienses que soy ninfómana. Quiero contarte sobre las cosas locas que he vivido, quiero poder subirme al coche contigo sin que critiques como manejo. Me gustaría que me escucharas. Me gustaría entablar conversaciones contigo en las que hablemos las dos y no solo tú. Quiero poder ir al Starbucks y pasar horas platicando sin tener que pensar antes lo que voy a decir para no decir algo que te moleste. Quisiera que me tuvieras la confianza de dejarme ir a dormir a casa de amigas sin que pienses que me volveré lesbiana. Estoy cansada de que cada que salgo con amigas o amigos me digas que regrese a la casa a las 7 a más tardar porque siento que lo único que quieres es tenerme en tu casa bajo tu mando, bajo tu maldita tiranía.
Una vez fuiste esa mama a la que le podía contar lo que hacía con mis amigas. Con la que podía ir al super y reír en los pasillos como tontas. Fuiste mi mejor amiga. Fuiste aquella que me daba los mejores consejos y a la que más confianza le tenía. Fuiste feliz, fuiste quien no peleaba con la cajera del super. Quien no gritaba a cada coche en la calle. Quien no tenía miedo de todo, de la lluvia, de la noche, de los semáforos.
Y si, sé que ahora la vida es muy diferente. Sé que mis amigas y yo no somos inocentes como antes. Sé que ya no vivimos en San Antonio. Sé que aquí la gente maneja como loca y te molesta y que lo único te importa es llegar lo más rápido a tu destino. Sé que por las cosas que has vivido no eres tan feliz como antes. Sé que siempre piensas lo peor de las situaciones y que por eso eres tan miedosa. Y lo siento pero aun sabiendo todo eso, no puedo evitar extrañar a quien una vez fuiste.
Cuando platico con las personas sobre esto. Sobre cómo me siento sobre nuestra relación. Las personas me aconsejan que lo hable contigo. Creen que nunca te lo he dicho. ¿Pero mamá, cuantas veces lo he hecho? Cuantas veces he intentado acercarme a ti, abrirme contigo, que sepas que me siento tan lejana a ti. Que sepas que detesto el no sentirme libre de contarte lo que pienso por miedo a ser mal juzgada. ¿Y que no fuimos una vez a desayunar a Giornale para platicar y arreglar las diferencias? ¿Cuantas conversaciones hemos tenido en tu cama? ¿Y cuantas en tu baño? ¿Cuántas veces termina la conversación en un monologo tuyo?
Y si, tienen razón las personas. No he podido decirte como me siento porque siempre que lo intento, siempre que intentó ser escuchada, ser comprendida, termino escuchándote a ti. Y terminó rendida, con tal de dejar de escuchar tú maldita lista infinita de cosas que te molestan, porque a ti te molesta todo, decido darte la razón para terminar la plática lo más pronto posible.
La verdad estoy confundida, desde hace ya bastante tiempo lo que más deseaba era salirme de tu casa, y de la de mi papa. Quería sentirme libre, ser quien soy y hacer lo que quisiera. Pero claro que pensé que tal vez era simplemente una etapa y un sentimiento de adolescentes. Pensé que se desvanecería, que maduraría y entendería las cosas diferentes. Pero ahora que ya tiene tanto tiempo que pienso eso y no dejo de pensarlo, me pregunto si jamás dejare de sentir las ganas de irme. Me pregunto si es o no un sentimiento adolescente porque si lo fuera ya lo habría dejado atrás y no lo he hecho.
Hoy platique con un amigo de la secundaria con quien pase segundo de secundaria y me dijo que no olvidaba una vez en que un profesor me regaño en clase por estar riendo durante la oración y yo me salí del salón azotando la puerta. Me hizo recordar lo mucho que me costaba seguir las reglas y obedecer a la autoridad. Y sobre todo me hizo darme cuenta de lo mucho que he cambiado y que he aprendido sobre eso. Ahora para evitarme problemas con las gente, con los que me dicen que hacer o contigo solo les doy la razón. Les digo lo que quieren escuchar para que se sientan la autoridad, pero sobre todo para que me dejen en paz. Para que piensen que ya he reflexionado y que aceptado mis errores y librarme de un castigo o alguna consecuencia. Me he vuelto experta en dar el avión. Experta en no decir lo que pienso ni defender lo que quiero. Soy tan experta que a veces parece que las personas ni se dan cuenta. Se sienten halagados y me encanta porque siento que lo tengo todo bajo control. Pero hoy me doy cuenta que no es así, que lo único que no tengo es el control.
Porque guardarme el enojo y las mentadas de madre, porque auto controlarme en situaciones me devasta. Ya no hay momentos en que pueda gritar, ya no me enojo ni enloquezco ni grito tonterías ni digo cosas sin pensar. Ahora me guardo todo y siento que en vez de auto controlarme me estoy autodestruyendo. Porque dejo que me digan que hacer sin defenderme, sin decir lo que pienso.