Muy seguido me encuentro viviendo en el futuro. Me encuentro imaginando cómo sería si viviéramos juntos, si nos casaramos o nos juntáramos y prometieramos amarnos y respetarnos hasta que el amor entre nosotros muera o que la muerte nos separe.
También me encuentro pensando que tal vez no sea de esa forma. Pero me encuentro imaginando que aun que estemos lejos uno del otro yo te amaría en silencio. Me imagino a veces sin poder amar a nadie como te amo a ti. Me imagino tal vez con otra persona pero siempre contigo en mi mente y mi corazón.
Leer el amor en tiempos del cólera me ha sembrado esa idea en la cabeza. Imagino que puedo ser como Florentino. Te escribiría cartas todos los días con horario sin recibir ninguna respuesta. Te observaría con tu pareja y haciendo una familia. Yo tendría muchos amores pero sin olvidarte.
Al final del libro el esposo de Fermina muere y Florentino ya había estado esperando esa muerte para acercarse a Fermina. Entonces Florentino empieza a despedirse de sus amores y le escribe cartas a Fermina explicando que la quiere y que con su esposo muerto está dispuesto a conquistarla. Pasa un mes desde que Florentino le escribe cartas todos los días y ninguna carta tiene respuesta.
La verdad es que no he podido acabar el libro. Me faltan como unas 20 páginas. Creo que simplemente no quiero saber cuál será la respuesta de Fermina. Tal vez soy una romántica y dramática de lo peor. Pero no quiero saber que Fermina lo vuelve a rechazar. Que Florentino vivió toda su vida sin poder entregarse a otra mujer que no fuera Fermina y cuando llega su momento, ella lo rechaza.
En mi mente sigo intentando resolver si es posible amar a alguien de esa forma. Me pregunto si esta mal, si podría ser obsesión. Si valió la pena para Florentino coger con tantas mujeres y no amar a ninguna. Tal vez si las amo pero simplemente nunca se quedó con ninguna. Nunca se permitió establecerse y pasar de nómada a sedentario. Tal vez Fermina le permitió amar a esas mujeres de una forma más pura. Tal vez Fermina nunca fue el objetivo sino el método. Tal vez.
Quiero confesarte que esto ya no se siente como al principio. Creo que escaló mucho más rápido de lo que pude darme cuenta. Recuerdo el día que nos vimos después de un mes. En agosto cuando pasaste por mi y fumamos la weed de mar en tu casa. Recuerdo que ese día nos cogimos y nos miramos con pasión. Como si en efecto tuviéramos mucho tiempo sin vernos y extrañarnos. Pero se sentía sutil. Era más pasión y desmadre que amor. No sé cómo describirlo. Creo que en ese momento tenía más claro que no quería estar contigo. Que no tenía fuerzas para pensar en alguien más que en mí misma.
Ahora no puedo dejar de pensar en ti. Ahora me importa si nos peleamos o no lo hacemos porque no quiero que algo así me aleje de ti. Sé que no eres mío. Eres más libre que nadie, eso creo.
Siento una mezcla entre las ganas de que todo entre nosotros fluya para poder tenerte cerca y a la vez te siento lejos porque sé que en cualquier momento te puedes ir. Siempre has sido libre de irte o quedarte. Los dos siempre lo hemos sido y probablemente por eso nos quedamos y regresamos.
Ahora siento ganas de quedarme. Me haces feliz, esa es la verdad. Constituyes parte de mi felicidad, de mi plenitud, de mis sueños, mis metas y mis deseos. Las cosas cambian, lo sé. Pero asi lo siento ahora.
Mis ganas de quedarme impulsan mis ganas de que te quedes. Mi corazón anhela que lo acaricies como te quisiera acariciar a ti. Pero pensándolo bien, es una cosa de egos. Se trata de no sentirse rechazado.
Aun que no lo sienta asi ni lo piense así todo el tiempo, creo que lo correcto no es desear que te quedes. Sino simplemente desear quedarme. Tal vez por eso el amor de Florentino fue tan puro que permaneció tanto tiempo. No eran sus ganas de tener a Fermina sino sus ganas de desmostrar que realmente la amaba incluso lejos.
Y aunque el amor sea más puro de esa forma, yo sí siento miedo de verte lejos. Ya te he visto lejos y he sentido que sin ti la vida no tiene sentido. Aun con ese sentimiento la vida siguió pasando. El sol seguía saliendo y la luna también.
Tal vez sea que una vez que conoces la felicidad, nada se le asemeja y te inclinas a buscarla.
Quería escribir esta carta para confesarte que ayer y hoy me invadió el miedo de perderte (como si te tuviera). No sabía cómo lidiar con ese miedo ante algo que parece imposible. Porque realmente no te tengo. Me ayudó a entender ese miedo irracional. Te amo por tu libertad para elegir en donde te sientes cómodo.
Sin duda eres el hombre al que más he amado hasta el día de hoy.
Con un inmenso amor,
Michelle