11 de septiembre de 2017 

No sé cuándo ni cómo llegue a esto. Siento que fue hace un pestañeo que tenía 14. Recuerdo que cuando tenía 13 lo único que deseaba era cumplir los 14, porque quería crecer. Quería hacer las cosas que no me dejaban hacer cuando me decían que estaba muy pequeña para eso. Y ahora que ya son 18 los números suenan a que ha pasado tanto tiempo desde los 14 pero siento en realidad que el tiempo ha pasado tan rápido. 

He vivido tantas cosas que no terminaría de mencionarlas. Pero aun así, no me siento lista. No me siento lista para salir el 11 de septiembre por la puerta de mi casa y sentir que ya no puedo portarme como una niña porque las personas esperan más de mí. No me siento lista para salir a la calle a afrentar cualquier cosa que se me ponga en frente sin titubear como los adultos te dicen que debes hacerlo. No me siento lista para dejar de cometer errores. Soy persona y los cometo, soy persona y disfruto. Disfruto reír como niña, llorar, asustarme, sentir miedo, gritar, enojarme. Pero ¿Cuál es la imagen que las personas tienen de un adulto, de un mayor de edad? Cuando entre a secundaria los profesores me decían -oye ya no estás en primaria, pórtate como niña de secundaria- Después cuando entre a prepa  -oye ya no estás en secundaria, pórtate como niña de prepa.- Y ahora solo puedo imaginarme a las personas decidiendo -oye ya no eres una niña, ya tienes 18 años- 

Y me asusta. Me asusta porque sí, tengo 18 años, pero no sé qué quiero estudiar, no sé cuándo podré ser autosuficiente como para  vivir sola y mantenerme. No sé si me quiero casar o si quiero tener hijos. Solo sé que me descubro día con día, solo sé que me aprendo y me disfruto día con día. Sé que soy desordenada, que no me gusta lavar mi coche, ni manejar despacio, sé que no me importa manejar si llueve, que a veces pienso tantas cosas que no pongo atención en clase o en alguna conversación que este teniendo. Sé que quiero vivir pero no quiero hacerlo como un adulto. Soy responsable pero a veces no quiero serlo. Soy consciente de las cosas pero a veces no me importa y simplemente hago lo que quiero. No quiero detenerme. 

No quiero dejar de reír en misa. No quiero dejar de salir por la lluvia, no quiero lavar mi coche ni ser ordenada. No quiero que la gente me exija más madurez de la que ya tengo. Supongo que no quiero que mi vida cambie solo por tener 18, porque me siento bien así. Conóceme y sabrás que soy tierna, soy rebelde. Me gusta pensar diferente a los demás, llevar la contraria. Detesto que me digan lo que tengo que hacer. Puedo estar gritando tonterías por un momento y cinco minutos después ser la más seria y disfrutar el silencio. Disfruto los pequeños momentos. Me equivoco y aprendo. Me pongo nerviosa y comienzo a reír, me sudan las palmas de las manos. Soy seria y parece que estoy en mi mundo, pensando. A veces me caes mal, a veces me caes bien. No veo memes porque no les entiendo. No uso Snapchat porque no me interesa la vida de otros y menos me interesa que sepan lo que hago, disfruto mi privacidad. 

Vivo una rutina pero cada día lo hago diferente. Soy desordenada, mi mama dice que tengo un muladar en mi cuarto. El terremoto no me asusto, me dio solo un poco de risa.  Me gusta desconectarme del mundo y conectarme al mío con unos audífonos. Me gusta el reggaetón del que dice cosas sucias, aprendérmelo, cantárselo a mi mama y ver su cara de desagrado. Entiende algo, lo que me asusta no es llenarme de responsabilidades, no es tener que verificar mi coche, pagar mis cuentas, vivir sola, ser precavida, ver que todos usen el cinturón, usar bolsa y meter todas las tonterías que imagine necesitare algún día, incluyendo un gas pimienta. Lo que me asusta es que esas responsabilidades sustituyan a mi lado de niña.

Comments
* The email will not be published on the website.
I BUILT MY SITE FOR FREE USING